Condiciones climáticas adversas en verano

Las condiciones climáticas adversas pueden suponer un riesgo para la conducción vial.

Por una parte estas condiciones climáticas afectan a la visibilidad del conductor que viaja en su vehículo cuando por ejemplo llueve.

Estamos acostumbrados a los efectos de la lluvia en estaciones invernales, en otoño y primavera. Sin embargo existe un riesgo muy alto de altas precipitaciones concentradas durante los meses de verano.

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Durante esta estación las temperaturas son muy elevadas y en regiones de clima templado ocurre que el agua que hay en el suelo y la humedad ambiental se condensan para crear grandes formaciones nubosas.

Estas nubes cargadas de agua y electricidad producen tormentas muy dañinas de manera cíclica.

El agua que se condensa lo hace a una velocidad muy alta durante las horas de más calor de modo que durante la tarde y noche ese agua vuelve a caer de nuevo sobre regiones localizadas. Su caída es brusca y repentina de manera que ocasiona grandes destrozos y daños en poblaciones, carreteras e instalaciones.

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Estas tormentas pueden descargar el agua sobre zonas de llanura en cuyo caso el único peligro que representan sobre la conducción vial es la de aguaplanning y falta de visibilidad en el conductor. En estos casos la solución parte por reducir la velocidad del vehículo e incluso detenerlo en un área de servicio o arcén.

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Otro riesgo asociado a estas tormentas es la caída repentina de granizo.

El granizo presenta dos riesgos importantes en la conducción. Uno de ellos es el impacto de cada granizo sobre el vehículo.

Este impacto produce un ruido enorme sobre la luna y chapa lo que puede asustar al conductor y distraerlo. Además el impacto de estos pedazos de hielo puede producir daños y abolladuras sobre la superficie del vehículo.

Si la caida de hielo es muy elevada otro riesgo que hay es la creación de una pequeña capa de hielo sobre la carreteras y autopistas o el asfalto de poblaciones afectadas creando una falta de adherencia en la conducción.

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Este hielo que cae además puede obstruir totalmente las vías de desagüe de modo que el agua de lluvia que cae se acumule e inunde el pavimento.

Cuando estas tormentas caen sobre espacios con una topografía accidentada aparece un problema más. La caída repentina de agua sobre zonas montañosas, colinas y laderas hace que toda esa agua avance a toda velocidad aumentando su caudal. Esto produce torrenteras y ríos que se desbordan lo que crea daños enormes sobre poblaciones y carreteras afectadas.

Si el agua que se acumula por las laderas no encuentra una salida, lo hace por el camino más corto.

Por lo general las vías de desagüe permiten una evacuación rápida de este agua que llega. Sin embargo en aquellos casos localizados donde el agua que se mueve excede esta capacidad de desagüe puede ocurrir que este agua haga desaparecer literalmente la carretera.

Tormenta de verano por la noche con caída de precipitaciones.

Estas tormentas de verano tienen fuerza suficiente para arrastrar todo el pavimento situado bajo el asfalto barriendo por completo toda la carretera en muy pocos minutos.

Hay muchas ocasiones en donde la fuerza del agua ha socavado la base de una sección de autovía de manera que el tráfico ha tenido que ser cortado por un tiempo prolongado.

Cada día se sigue avanzando en nuevos modelos de predicción del clima así como en el diseño de análisis de riesgos sobre el terreno cuando se diseña el trazado de nuevas vías de comunicación, carreteras y autopistas.

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