En la conducción existen varios factores que pueden influir en su seguridad.
Uno de los aspectos más llamativos es la visibilidad. Este factor es determinante para una conducción segura debido a que todo lo afecta.
Es muy importante la propia visibilidad de la carretera, la de los vehículos que circulan por ella así como de las señales. Esta señales dan información al conductor sobre su posición o bien lo advierten de peligros.
En los casos en donde los conductores usan lentes para poder ver se precisa que las mismas estén lo más limpias posibles y además se disponga de un segundo juego de reserva.
Dentro de este factor de visibilidad hay que tener en cuenta la adecuada limpieza de ventanillas y lunas. Disponer además dentro del vehículo de un sistema antibaho que impida a los cristales empañarse aumentará la visibilidad.
Los parabrisas es otro mecanismo muy útil para garantizar una mejor visibilidad en caso de lluvia.
Otro aspecto importante son las condiciones climáticas.
En las épocas en donde es más propicia la aparición de bancos de niebla se corre un riesgo mayor a la hora de circular con el coche por carretera.
Por una parte el uso de sistemas de iluminación delanteros y traseros para hacernos ver y poder ver en la vía es indispensable.
El riesgo aumenta con la concentración de vehículos y también cuando la luz natural desaparece.
Conducir de noche con niebla supone un riesgo muy elevado.
Cuando es de noche sólo podemos confiar en los elementos de iluminación artificiales, pinturas reflectantes y nuestra propia orientación y reflejos.
La luz natural es la mejor para poder circular con seguridad.
Sin embargo durante todo el día las condiciones óptimas son muy pocas. En unos casos el exceso de luz puede cegarnos y es posible que sea recomendable el uso de cristales polarizados o gafas de sol para prevenir la fatiga.
Los momentos más peligrosos en la conducción se sitúan al amanecer y al atardecer.
El bajo ángulo del Sol puede producir deslumbramiento y falta de visión de la propia carretera así como de otros vehículos.
En esos momentos es conveniente usar luces para que seamos vistos por esos vehículos que circulan con el Sol de frente.
Durante las estaciones de otoño, invierno y parte de primavera, la escasa duración del día incrementa el riesgo de accidentes por falta de visibilidad.
Los días en los que además el cielo está nublado produce en las condiciones más óptimas una visión bastante escasa que debe ser compensada con luz artificial.
Siempre en todos estos casos lo más útil es mantener el vehículo en las mejores condiciones de iluminación y limpieza.
Y por parte del conductor además de estar descansado y circular con precaución, lo más útil es circular sin prisa y con sentido común.