Según un informe realizado por la empresa de neumáticos Goodyear y RACE hace un par de años, se relacionaron algunos de los accidentes de tráfico sufridos con el estado del asfalto en carreteras secundarias y el estado de los neumáticos.
En un paso más allá, se relacionan en sí estos siniestros con la falta de inversión en el mantenimiento en dichas carreteras por parte de las administraciones.
En estas vías los vehículos que circulan tienen un peor agarre debido a una menor adherencia entre el firme y el neumático. De este modo se relacionan esa falta de mantenimiento con la disminución en su inversión.
Los datos que se aportan parten del estudio de cifras sobre la siniestralidad en el año 2010 en donde se registraron fallecimientos por salidas de la vía en una relación de un tercio sobre el total, cifra que según se explica subió cuatro puntos dos años después al reducirse en una cuarta parte las inversiones para mantenimiento que antes se realizaban.
Al menos eso es lo que dice la estadística y las conclusiones a que se llega después de analizada esa información.
Pero no todo se puede atribuir a ese hecho. Cerca del millón de vehículos turismo que circulan lo hacen con defectos graves en los neumáticos lo que produce roturas y pinchazos que unido a los problemas en el firme originan una mayor probabilidad de accidentes.
A parte de la obligatoriedad de llevar los neumáticos en buen estado, para apoyar dicha normativa, se realizan las inspecciones periódicas en las ITVs (Inspección Técnica de Vehículos) y se realizan diferentes campañas de concienciación a través de la DGT para dicho cuidado. También hay campañas de concienciación patrocinadas por empresas del sector como Goodyear y Michelín.
Aspectos como la profundidad en el surco del caucho y la presión correcta son críticos en la capacidad de agarre del vehículo a la vía cuando además las condiciones meteorológicas empeoran.
La lluvia sobre todo es una de esas variables que se atribuye como primera causa en los accidentes producidos por salidas de la vía, seguidos del exceso de velocidad, aunque a veces las dos variables caminan juntas: exceso de velocidad + lluvia.
De esta manera estas campañas persiguen reducir esos accidentes que siguen aumentando desde entonces y que hasta 2014 aun no se consiguieron frenar aún a pesar de los esfuerzos en estas campañas de comunicación.
Otros accidentes relacionados con la adherencia al asfalto de los neumáticos sobre todo en suelo urbano es el de los atropellos a peatones. En este caso, el estado del firme y el de los neumáticos son críticos en la frenada la cuál puede ser demasiado lenta y letal para dicho peatón cuando además se introduce la lluvia en esta ecuación.
El estudio realizado en la red de carreteras nacional se compara con otros estudios de distintas agencias gubernamentales de estados miembros así como en Estados Unidos en donde se llega a la misma conclusión. Los defectos en el firme de las vías y los defectos en los neumáticos, ambos por desgaste y falta de mantenimiento, producen entre un 20% y un 40% de los accidentes ocurridos por salidas de la vía.
En dicho estudio sin embargo no se relaciona ese aumento en la siniestralidad con su análisis por la falta de mantenimiento en carreteras y neumáticos debido a la crisis económica de la última década.
Por una parte las administraciones han tenido que realizar recortes presupuestarios de gran alcance de manera que han descendido dichas inversiones en ese mantenimiento de carreteras.
Tampoco se contempla como ha influido ese empeoramiento en la economía global sobre el conductor el cuál se ha visto obligado a alargar durante más tiempo la vida útil de los neumáticos por dicha merma en su economía.
En este sentido ha proliferado un mercado de segunda mano impresionante en donde es posible adquirir neumáticos usados que aún tienen una cierta vida útil.
Un neumático usado o uno cuya vida útil se alargue puede estar dentro de la ley al igual que los parámetros básicos de carreteras que cumplen con la legislación.
Sin embargo se están forzando mucho estos márgenes de seguridad de manera que, en gran medida a causa de la crisis, los accidentes por los motivos antes mencionados no descienden de ninguna manera.
Y en este sentido, dicha crisis económica no se habría visto plasmada en estos datos de siniestralidad si a cambio se hubiesen reducido en la misma proporción el número de desplazamientos en vehículos turismo y se hubiera reducido la velocidad media de circulación en carreteras.
Sin embargo este cambio no se ha producido, más bien, lejos de ese propósito, el uso del vehículo privado aumentó dentro de este entorno económico en gran medida por el equilibrio en el precio de carburantes que hace diez años casi freno en seco.
Este descenso en los precios del combustible responde a otros factores más complejos y relacionados con otros sistemas de producción de petróleo mediante el empleo de nuevas tecnologías, y no se debe a la crisis económica, aunque sí se debe a la misma la investigación en dichas tecnologías.
El caso es que de manera indirecta, este hecho no ha ayudado en nada al descenso de dicha siniestralidad ya que se ha seguido fomentando y animando a su consumo.
Los motores son cada vez más eficaces pero las personas, a pesar de las prohibiciones y controles de velocidad cada vez más frecuentes y severos, gustan de circular más rápido. El factor de la velocidad es también muy determinante.
Por un lado, si circulamos a una velocidad reducida no sólo ahorraremos combustible sino que se reducirá la fricción y por tanto el desgaste de las ruedas de estos coches. De esta manera se puede alargar la vida de esas ruedas y de los vehículos en general.
Al circular más lentos las ruedas se exponen menos a posibles incidencias. Las ruedas cuando circulan a gran velocidad elevan su temperatura y el caucho se expone a condiciones más extremas. No será lo mismo circular a 80 kilómetros hora que a 140.
Tal vez con la mejora de la economía, lejos de reducir la velocidad y usar el vehículo privado, auspiciado por estas campañas, el conductor decida invertir en su seguridad cambiando con más frecuencia sus ruedas. Y tal vez con esa mejora económica general, se puedan realizar mejores inversiones en vías de la red de carreteras en los próximos años.