El clima es muchas veces impredecible y cada año es diferente al anterior. Este año pasado que fue uno de los más secos de que se tiene constancia finalizó sin lluvias salvo alguna tormenta o llovizna ocasional.
Este año 2018 sin embargo se estrenó con lluvias y clima frío con un promedio de caída de aguas superior al de varios años anteriores. Y en este mes de abril, ya bien entrada la primavera, siguen llegando uno tras otro, frentes lluviosos junto con nieve de manera constante.
Son aguas muy necesarias para llenar los embalses que ya estaban casi vacíos, aguas que además necesitan tanto bosques como cultivos de todas las regiones.
No obstante muchas veces la caída constante de lluvia durante días seguidos o bien su precipitación brusca puede ocasionar problemas en las vías de comunicación.
Por un lado la caída de este agua puede producir embalsamientos en zonas de la calzada que pueden poner en peligro a los vehículos que circulan.
Las carreteras disponen de un diseño calculado para que el agua caiga hacia los lados. Cuando se construye la carretera, la parte central está algo más elevada que los extremos para este propósito. Así el agua cae a los lados hacia una cuneta por la que se conduce dicha acumulación hasta llegar a un sistema de desagüe. Esos sistemas terminan en una red de alcantarillado por la que se evacúa dicho flujo.
De este modo se impide la acumulación del líquido en toda la superficie. Pero a veces ocurren desajustes en este proceso. Por un lado puede ocurrir que estas cunetas estén obstruidas. Por lo general se realiza un mantenimiento de vías y arcenes para disponer de unos viales en buenas condiciones.
Por otro lado el problema puede aparecer en puntos concretos que se construyeron considerando unos parámetros moderados de precipitaciones. Si llegado el caso esto no es así sino que de modo puntual cae una gran cantidad de agua en poco tiempo, puede suceder que se formen balsas de agua que tardarán bastante tiempo en desaparecer porque se han inhundado.
También puede ocurrir en áreas muy llanas en donde una caída brusca de agua puede crear una gran superficie con al menos un centímetro de agua de espesor.
En este caso, al igual que los embalsamientos, ocurre que las ruedas de los vehículos atraviesan dicha superficie con esa capa de agua constante a una velocidad alta lo que impide durante unos momentos que las ruedas toquen el pavimento en lo que se conoce como aquaplaning.
El neumático tiene una superficie de manera que se desliza sobre el agua, literalmente patinando o flotando, hasta que disminuye de modo brusco su velocidad, momento en el que vuelve a tocar el pavimento.
Cuando la velocidad baja, las ruedas hacen contacto con la superficie mojada ganando adherencia y sujeción. En este caso influye mucho el peso del vehículo. No afectará lo mismo a un turismo ligero que a un camión de gran tonelaje.
Sin embargo el problema está en esos segundos en los que los neumáticos no tocan el pavimento. En este caso el vehículo en sí está fuera de control pudiendo provocar salidas de pista, cruces en medio de la carretera y desviación de su trayectoria original. De este modo pueden suceder toda clase de accidentes entre vehículos.
La manera más efectiva de evitar estos accidentes a causa de la lluvia es por una parte llevar una velocidad moderada proporcional al agua que caiga o esté acumulada.
Otro factor que ayuda es el llevar los neumáticos con presión suficiente de modo que la suferficie sea la correcta así como dureza.
Además, también podremos ampliar nuestro rango de seguridad prestando atención a algunos aspectos. Entre ellos se pueden destacar:
- Mantener lunas y ventanillas limpias.
- Activar el sistema anti vaho para tener una mejor visión.
- Disponer de una iluminación total para una mejor visión del conductor y para ser vistos por los demás conductores.
- En general todos aquellos aspectos relacionados con la seguridad vial del vehículo y que pueden afectar a la conducción.