Los pasos peatonales dentro de las ciudades son esenciales para la movilidad de personas.
Es muy frecuente encontrar grandes avenidas en distritos de nueva creación en donde hay varios pasos de cebra a lo largo de todo su recorrido. Estas avenidas son de una gran longitud y en línea recta.
Por esa razón es muy fácil que los vehículos que circulan lo hagan a una velocidad más alta de la permitida. Estas avenidas parecen en realidad un tramo de carretera ancha.
Una primera barrera para que esa velocidad sea más baja es la de las señales de tráfico que indican los límites de velocidad.
Muchas de estas señales llevan incorporadas una tecnología que consiste en pequeñas lámparas de Led. Estas lámparas se recargan durante el día mediante una batería solar y funcionan las veinticuatro horas. Su objetivo es destacar el mensaje de la señal de tráfico que en este caso es la del límite de velocidad para aquella vía.
Estas señales pueden advertir además de la proximidad de colegios, mayores, stop o rotondas.
Una segunda barrera es la de semáforos junto a esos pasos de cebra. Estos semáforos funcionar en modo automático siguiendo un programa de movilidad urbana. Por lo general se activan mediante un pulsador cuando el peatón quiere cruzar la vía.
Algunos de estos semáforos además llevan incorporada una cámara que graba al vehículo que pasa en rojo sancionándole mediante una notificación de denuncia.
En otros tramos de calles y avenidas es posible emplear otras soluciones para proteger al peatón. En estos casos se trata de puentes y pasarelas que cruzan la vía así como pasos subterráneos.
Muchas de las calles que sobre todo están en los cascos antiguos de la ciudad y que tenían un altísimo paso de vehículos se han convertido en peatonales. De este modo sólo transitan por estas vías vehículos autorizados como residentes y servicio público.
Otra solución para reducir la velocidad en los pasos de cebra consiste en la implantación en la parte delantera de dicho pasos de unas barras de caucho o plástico que están atornilladas al pavimento. De este modo cuando el vehículo se aproxima a una velocidad alta a estas barras, las ruedas suben y bajan de manera sonora y algo brusca igual que si se hubiese pasado sobre un gran bache en el suelo.
De este modo se llama la atención al conductor el cuál, al pasar sobre estas barras, instintivamente reduce la velocidad. Esto aumenta la seguridad de los peatones que pudiesen estar próximos al punto de cruce.
Otra solución es la de elevar el pavimento en estos pasos de peatones y que se denominan reductores de velocidad. Esta elevación permite también la reducción de la velocidad que se percibe por el conductor como un cambio inesperado sobre el firme.
Estos pasos peatonales llevan además unas señales pintadas en formas geométricas. Al comienzo se empleaban triángulos de modo que el conductor desde su perspectiva primero veía la parte más estrecha y detrás la parte más ancha.
Cuando se observa de lejos esta forma pintada se llama la atención del conductor indicándole que hay un paso de cebra pudiendo reducir así la velocidad. En estos casos es posible que dicho paso se convierta en un reductor de velocidad sólo con ese dibujo sin necesidad de elevación.
Lo más innovador en esta clase de efectos ópticos se puede encontrar en una población islandesa llamada Ísafjörður. Aquí decidieron replicar un modelo muy parecido al de un artista indio que jugaba con los contrastes de pintura para crear un efecto de profundidad sobre el pavimento.
De este modo cuando un vehículo se acercaba a una de estas pinturas su velocidad disminuía al percibir el conductor algo extraño delante suyo.
En este caso islandés decidieron apostar por el efecto óptico de bloques de piedra en los pasos de cebra. De esta manera, empleando una pintura especial primero en color blanco, se pintaba el paso de cebra normal. A continuación se usaba una pintura de color gris y negro para añadir sombras a dicho paso.
El resultado visible es una pintura en el pavimento de modo que parecen bloques de piedra elevados.
Literalmente, cuando un vehículo transita por estas vías se detiene pensando que en realidad hay un obstáculo en medio de la carretera pero en realidad es un juego óptico que engaña a nuestra mente. Sin embargo resulta muy efectivo para lograr el propósito de aumentar la seguridad en estos pasos.
Los diseños son muy variados siendo bloques cuadrados o rectangulares. También es posible jugar con los colores para dar un mayor contraste a estas pinturas.
Otros antecedentes similares se han empleado en el Reino Unido de manera que mediante dibujos laterales y pintando las líneas centrales de una vía de manera serpenteante, hacen creer a quien por ella transita que tiene curvas cuando en realidad es recta.
El resultado final es igualmente que el conductor que circula reduzca su velocidad frente a estos pasos de peatones.
En España en una calle valenciana se ha diseñado este verano el primer paso tridimensional. Se trata de un nuevo sistema que se extenderá a otras localidades debido a su eficacia.
Curiosísimo a la vez que innovador.
Muchas gracias por sus comentarios.