Uno de los principales factores de seguridad y riesgo en carretera son la relación que existe entre los neumáticos y el asfalto.
Los neumáticos están formados por caucho en su mayoría. Desde el comienzo esta mezcla de goma endurecida permitía a la vez una adherencia muy alta a cualquier pavimento mientras absorbía el impacto y vibración del conjunto móvil sobre dicho suelo.
Desde su origen el neumático ha evolucionado muchísimo a nivel técnico. Su composición química, dibujo en todo su trazado y dimensiones según el tipo de vehículo son solo algunos de los factores que más han mejorado desde entonces.
La rueda siempre fue de madera o metal pero en a partir de 1839 cuando se comienza a usar goma para cubrir estas ruedas rígidas. Para que su vida útil fuese más prolongada se innova en la química de dicha goma de manera que por un proceso conocido como vulcanización se logra una goma muy dura y resistente cuando se mezcla el caucho y el azufre.
Otros factores que han ayudado a mejorar el neumático ha sido su configuración en cuanto al tipo específico según su uso como la regulación de su presión, estructura interna y diseño.
El neumático ya no sólo se usa en automóviles sino que se ha extendido a camiones, motocicletas, bicicletas, aviones, maquinaria industrial y mecánica, autobuses, y trolebuses entre otros.
En todos estos casos lo más importante es la relación entre la adherencia y el pavimento. Cada rueda es de un tipo especifico y está calculada para soportar un peso, presión y tensión concreta. De esta manera cuando se pone en circulación y movimiento la máquina, mediante un freno es posible disminuir su velocidad con seguridad haciéndolo de manera gradual evitando derrapar.
El segundo factor en dicha seguridad de agarre es el pavimento. Si el pavimento es por ejemplo un camino rural de tierra, la adherencia entre las ruedas y dicho suelo será muy inferior de manera que la frenada, cuando se produce, deberá ser calculada para detener el vehículo en un mayor espacio.
Cuando el pavimento es de asfalto, la adherencia entre neumáticos y pavimento es óptima. Las características especiales y únicas de un pavimento asfaltado le confieren a dicho suelo un entorno seguro para el desplazamiento de cualquier vehículo.
En el caso de automóviles que se mueven a gran velocidad esta relación de seguridad entre pavimento y rueda es crítica.
Lo mismo sucede con otros vehículos de alta ocupación como son autobuses que circulan con varios pasajeros en su interior.
Por lo general se dispone de unas indicaciones en dichas vías acerca de la velocidad máxima permitida en donde se relaciona el trazado de esta vía y los vehículos que pueden circular por ella.
El pavimento de tipo asfáltico puede ser de varios tipos y en su disposición se emplean distintos gramajes de roca pulverizada, arenas, así como diferente viscosidad del asfalto. En cada entorno se emplean unos tipos u otros para su óptimo aprovechamiento al medio.
Pero hay muchos otros factores que influyen en la seguridad. Es el caso de las condiciones climáticas como puede ser la nieve, la lluvia o arena y barro que pueden cubrir en ocasiones estas vías.
Otro factor crítico es el conductor porque de esa persona depende prácticamente el cien por cien de todo lo que sucede. El conductor es quien decide la velocidad a la que circulará. También decide mediante un análisis constante las condiciones del terreno, visibilidad y funcionamiento correcto de su vehículo.
El conductor es responsable de llevar este vehículo en condiciones de seguridad para él mismo, los ocupantes y el resto de conductores.
En este sentido el conductor debe estar descansado, en condiciones buenas de salud, y sin haber tomado medicación o alguna sustancia que pueda alterarlo como el alcohol.
Así se realiza una vigilancia en carretera mediante la Guardia Civil de Tráfico y se difunden campañas especiales para sensibilizar hacia la prevención de accidentes a través de la Dirección General de Tráfico.