Es de sobra conocido el empleo de asfalto para la construcción de carreteras.
Menos mencionadas son las pistas aeroportuarias en donde miles de aviones despegan y aterrizan a diario en cientos de aeropuertos de todo el mundo.
Tal vez no son tan protagonistas porque una vez llegados al aeropuerto, subimos al avión y perdemos de vista qué sucede alrededor. No es como el coche en donde vemos la carretera constantemente.
En este caso, de todo el viaje en avión, el tiempo que transcurre en la pista es ínfimo y, aunque esencial, casi nos parece que no existe cuando tras decir el piloto «tenemos pista para despegar» por delante queda un vuelo largo hasta oír «vamos a tomar pista» cuando ya llegamos.
Pero bajo estas pistas asfaltadas se oculta una alta tecnología ya no sólo en el proceso de su construcción sino además en todo lo relacionado con sensores de información, señalización luminosa, y comunicaciones para conectar al avión con la torre de control así como al resto de aeronaves.
Las pistas asfaltadas en los aeropuertos ocupan una gran parte de todo el perímetro y están integradas en sectores con suelo de cemento en su mayoría que conducen hasta hangares y edificios anexos para mantenimientos así como carga de mercancías.
El aeropuerto consta de tres elementos principales que son las pistas, los edificios adjuntos y los aviones. Los edificios disponen de áreas para la venta de billetes y asistencia al pasajero, facturación de equipaje y controles de seguridad para el acceso.
También hay puestos de seguridad y aduana en el caso de aeropuertos internacionales, para el control y seguridad de personas y mercancías. Además existen en todo el aeropuerto una gran cantidad de salas para servicios de asistencia así como para su propio funcionamiento interno.
Dentro de estas edificaciones hay una logística muy especializada para que mediante pasillos, pasarelas y vehículos, el pasajero pueda acceder a los aviones. También hay un elaborado sistema de distribución de equipaje.
En el aeropuerto hay también una gran cantidad de tiendas así como numerosas cafeterías y locales con distintas formulas de restauración modernas.
Por último, los dos elementos esenciales a parte de las pistas antes mencionadas son la torre de control y los propios aviones. La comunicación entre ellos así como el control y seguimiento del espacio aéreo son esenciales para que los vuelos sean seguros.
Además las torres de control están en comunicación con otros aeropuertos.
Estas pistas tienen una gran longitud para permitir que el avión pueda despegar y aterrizar con plenas garantía. Su longitud depende de las dimensiones de los aviones que allí maniobren. Cuanto más grande sea el avión mayor deberá ser la pista.
En cualquier caso el ancho de la misma es muy superior comparada con pistas de tráfico rodado. Se debe tener en cuenta que tanto en el aterrizaje como en el despegue, la aeronave puede ser afectada por vientos laterales que la desplacen antes de completar la maniobra. Así, el ancho de las pistas suele ser suficiente para que el avión pueda moverse con soltura.
Es muy importante que el asfalto de estas pistas cumpla con los requisitos suficientes de tracción para poder tomar suficiente velocidad en el despegue y también la tracción necesaria para, una vez tomado tierra, frenar la aeronave.
Todo el conjunto de cemento y asfalto que constituyen la base aeroportuaria, está en contacto y dispone de un sistema conjunto de comunicaciones ya mencionado antes, así como un sistema de drenaje eficaz para en caso de lluvias asegurar que no se inundan.
Desde su planificación, todo el proyecto aeroportuario está calculado hasta el más mínimo detalle para garantizar su seguridad y funcionalidad.