Aparcar gratis en centros comerciales: ¿desde cuándo?

¿Por qué ahora no se paga en aparcamientos de Centros Comerciales?

Hace ya cerca de tres décadas que aterrizaron en España los «centros comerciales».

Fue toda una novedad porque hasta entonces todo el mundo hacía sus compras en las clásicas tiendas de barrio.

Ahora estos comercios pequeños siguen funcionando pero están casi desaparecidos en número por la «presión en competencia de precios» y en «el tiempo» que la gente ya no tiene. La costumbre entonces era la compra diaria de lunes a viernes, tal vez algún sábado por la mañana.

Desde entonces se fue imponiendo este nuevo hábito de compra llegado de fuera igual que ocurrió con nuestro país vecino Francia y otros nórdicos, a los cuáles llegó antes desde los Estados Unidos.

Estos primeros centros comerciales que llegaron, que no son los mega centros que existen hoy en día, proporcionaban precios más bajos y un ahorro de tiempo importante.

De este modo se estableció la costumbre de realizar una compra para todo el mes. Pero dicho volumen de compra necesitaba ser transportado en un vehículo que pasó a ser el coche familiar, y por tanto una vez llegado al centro comercial necesitaba ser estacionado.

El número inicial de plazas de aparcamiento se fue ampliando. Al comienzo, estos centros estaban en las afueras de la ciudad entre distintos barrios. Ocupaban muchísimo espacio y había que construirlos fuera.

Los primeros aparcamientos que se situaban alrededor del centro comercial eran todos de superficie, pero enseguida se quedaron pequeños y hubo que ampliarlos.

A la vez que ocurría esto, la fórmula exitosa de estos negocios fue aumentando con el apoyo de los primeros grupos de inversión que llegaron y la creciente competencia que vio un filón en todo esto.

Así, los nuevos centros comerciales trataron de rentabilizar el espacio para que fuera todo «espacio comercial». Se procuró hacer los siguientes centros más cerca de la ciudad, incluso integrándolos dentro del conjunto urbano, lo que encarecía el precio de dicho suelo.

Para esta solución, el tamaño de esos centros comerciales hubo de reducirse. De este modo los aparcamientos pasaron a situarse bajo tierra siendo lo habitual hasta cuatro plantas subterráneas.

Mientras duró el primer boom de estos centros, acudir allí era todo un acontecimiento familiar y social.

Muchos de los lectores tal vez recuerden que «antes había que pagar en estos nuevos aparcamientos». Al comienzo, por la novedad parecía algo normal.

Se probaron distintas fórmulas en dichos aparcamientos para cubrir el suelo. La que mejor resultado dio fue la de plazas de aparcamiento asfaltado.

Hubo otras que optaron por un pavimento de cemento liso o semi-granulado, pero terminaba agrietándose por las dilataciones de la estructura comercial. Después había bastante baches y zonas desprendidas.

Aparcamiento nuevo con suelo de cemento.

El asfalto fue siempre la mejor opción. La resistencia de cohesión del asfalto era enorme resistiendo aquellas dilataciones de la estructura y por tanto su duración en el tiempo era mucho mayor. También su limpieza era mucho más sencilla.

Por el aumento de la competencia en el crecimiento de estos centros, no mucho tiempo después, ocurrió otra cosa. Algunos centros comerciales comenzaron una maniobra contraria, y optaron por dejar aparcar gratis en sus centros.

De esta manera el consumidor, que ya tenía experiencia en las nuevas técnicas de marketing, no sólo vio que a parte del gasto en gasolina y el gasto en vehículo, debía sumar al precio de su compra la tasa de parking.

Y entonces ese consumidor comenzó, como cualquier empresa hace, a «recortar gastos».

Así se inició toda una moda contraria en donde el reclamo de estos centros pasó a ser el ofertar «aparcamiento gratuito» durante las compras.

En este sentido el precio de coste derivado de la construcción de las plazas de aparcamiento, en su partida de gastos e inversiones, estos centros comerciales lo añaden a su coste por inversión como el resto de centros en donde ya todos «juegan» al mismo juego.

No obstante, sigue habiendo muchos matices. Algunos comercios pequeños con plazas de aparcamiento limitadas, controlan las salida de vehículos, sin cargo, mediante la presentación del ticket de compra.

Asfaltado de aparcamiento de superficie en un gran centro comercial

En otros comercios grandes situados en el centro de ciudades, el aparcamiento pasa a ser gratuito si se supera una cantidad determinada en la compra, o bien es gratis si se compra durante la primera hora, y también existe una reducción del precio-hora de aparcamiento a partir de la segunda hora y dependiendo de si se dispone de tarjeta de fidelización.

Estas medidas que pueden parecer exageradas se tomaron a raíz del uso de esos aparcamientos por personas que al final ni siquiera pisaban el comercio para comprar, y simplemente dejaban allí su vehículo para realizar otras gestiones en otro sitio, de manera que se ahorraban un dinero que habrían tenido que abonar en otros aparcamientos privados del centro de la ciudad.

En el caso de los centros comerciales gigantes del extrarradio, el asunto es diferente. Aquí el parking es siempre gratuito porque el hábito de consumo es distinto. No solo se hacer la compra de la semana o el mes sino que se disfruta de una amplia oferta de ocio en donde, como se explicaba al comienzo y ocurría antaño, ir allí se trata de un acontecimiento.

Ir ahora al centro comercial es parecido a ir a un parque de atracciones en donde existe una amplísima oferta de todo tipo.

Hay muchísimas terrazas donde cenar, o comer, y tomar algo. También grandes salas de cine. Hay por todas partes muchas actividades recreativas como juegos, espectáculos de luces y actuaciones musicales, y un amplio etcétera de todo lo que uno se pueda imaginar.

En eses sentido, los aparcamientos son gratis porque ya no son solo de un centro comercial que vende alimentos y textil en sus grandes superficies sino que ahora el centro comercial es más parecido a una pequeña ciudad, con sus carreteras y calles, y dentro hay varios centros comerciales como los de antes así como todo tipo de tiendas de bienes de consumo y servicios.

Por esa razón todo esto, orientado al cliente, va encaminado a facilitar que éste llegue hasta allí, y después no tenga ninguna prisa en marcharse.

Aparcamiento exterior de un centro comercial.

 

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