¿Por qué se deforman las carreteras?
A todos los cuerpos materiales les afecta el medio que los rodea. La temperatura es uno de esos factores.
Lo normal es que se cumplan unas medias de temperatura que dependerán sobre todo de las estaciones del año y el clima general.
La eficiencia del asfalto dependerá sobre todo de la mezcla empleada y después de los rangos de temperatura ambiental a los que esté sometido.
Cuando se producen dilataciones en la composición del asfalto por cambios de temperatura y a ello se le suman fuerzas mecánicas, la consecuencia inmediata es un progresivo ablandamiento y endurecimiento continuo.
Cuando la superficie está más blanda, y se producen fuerzas mecánicas, por la fuerza de cohesión de la mezcla, el asfalto permanece unido a la gravilla, pero se comporta como un «melaza».
Es una mezcla que se comporta así siempre pero se acelera dicho comportamiento de deformación con altas temperaturas y pesos muy elevados, siendo este efecto muy visible.
Lo podemos observar en carreteras de asfalto con un tránsito de vehículos muy elevado siendo éstos en su mayoría de alto tonelaje.
En este caso, una vía que está a una temperatura ambiental superior a 40 grados, en su superficie se podrán medir más de 55 grados debido a la acumulación y retención térmica.
Cuando sobre esta carretera de asfalto pasa un camión de varias toneladas, las ruedas de dicho vehículo presionan la superficie de manera que ésta se hunde un poco. Son décimas de milímetro porque las ruedas del camión no se detienen. Todo el peso del vehículo pasa por dicha superficie en fracciones de segundo.
Pero no se tratará del único vehículo que pase sino que lo harán muchos otros. Esto quiere decir que se podrán observar ligeramente con el tiempo dos surcos en dicha carretera.
La deformación en el asfalto crece porque el tráfico rodado es incesante y además, después de producido cada día, se endurece. De esta manera, se producen unas pequeñas crestas en la calzada.
El caso más visible se produce en las rotondas. Aquí podemos observar cómo con frecuencia, si la vía ya tiene unos años, la parte interior próxima al arcén está elevada de modo natural ya que el interior de la rotonda suele estar un poco elevada.
Pero a continuación se produce sobre la mitad del asfalto de dicha rotonda una zona de deformación en donde el asfalto está hundido y después elevado, en un surco ancho donde se repiten esas deformaciones con pequeñas lomas.
Desde esta parte central hacia el exterior, el firme vuelve a elevarse y conservar su nivel natural hasta llegar al arcén exterior.
Para solucionar este problema se opta por rebajar con una máquina de corte dichas elevaciones del asfalto alisando el conjunto.
Esta actuación suele ir acompañada de un programa de renovación integral de vías en donde aparte de reparar pequeñas zonas afectadas, se asfalta de nuevo todo.
Los equipos de mantenimiento y mejora suelen actuar a tiempo sobre este tipo de desgastes.
Dichas deformaciones en el asfalto amenazan la seguridad vial pudiendo afectar al control en la dirección del vehículo cuando las ruedas recorren esas partes socavadas.
Además, en el caso de rotondas, se ejerce una mayor presión sobre la dirección debido al ángulo cerrado en su recorrido por parte del vehículo.
Así, el riesgo es mayor porque literalmente las ruedas del vehículo saltan sobre esas crestas y lomas al tratar de salir de dicha rotonda produciendo sobre el vehículo vibración y una cierta inestabilidad en su sistema de dirección.
Lo mismo ocurre en carreteras secundarias de tráfico pesado con curvas cerradas en donde se ejerce una presión mayor sobre el firme.
De este modo, para disponer de una mayor seguridad en carreteras, dichos equipos de trabajo realizan una tarea constante de vigilancia y reparación.