Existe una gran variedad de pavimentos relacionados con las actividades deportivas. Encontramos pavimentos especiales en el interior de instalaciones deportivas así como en sus espacios anexos.
Esta clase de suelo se adapta al tipo de deporte que se quiera practicar. Por lo general el suelo más popular hace más de tres décadas fue el formado simplemente por tierra. Aquel espacio terroso estaba sólo delimitado por un recinto perimetral.
Con el paso del tiempo fue aumentando el número de usuarios de este tipo de instalaciones y por tanto a la vez el número de nuevos deportistas aficionados. Esto originó una mayor inversión en este tipo de espacios por parte de instituciones públicas y más recientemente inversores privados.
Los espacios más populares desde siempre fueron los campos de fútbol y baloncesto. Las instalaciones cubiertas para fútbol sala y baloncesto fueron las primeras inversiones de mayor cuantía que se realizaron debido a una mayor calidad de los materiales empleados.
En algunos casos las pistas de baloncesto fueron de resina pero también de madera y tarima para un mejor deslizamiento de los jugadores por pista así como para un mejor rebote del balón.
Para fútbol sala el pavimento más común ha sido el de resina por lo general de color granate o verde y que permite un buen deslizamiento a los jugadores.
En instalaciones exteriores se han empleado resinas de colores de toda clase como por ejemplo de color azul o rojo tanto para fútbol sala como para baloncesto.
Otros usos que se le han dado a estos materiales han sido la pavimentación mediante resinas para la creación de pistas de atletismo, ciclismo o running.
La fórmula es bastante sencilla y similar a la empleada por las mezclas asfálticas. Por una parte se mezclan dichos componentes con grava fina o semi gruesa también conocida como almendrilla. A continuación esa mezcla se distribuye bien por la superficie delimitada como es el caso de pequeños campos de juego o pistas longitudinales.
A veces estas pistas recorren el perímetro exterior de un parque o bien recorren todo su interior según un trazado y diseño. Igualmente la mezcla se extiende por esa superficie y por último se compacta.
Para esta última fase de compactación se emplea una máquina de gran tonelaje y ruedas metálicas cilíndricas de gran superficie.
El peso de este vehículo al avanzar presiona la mezcla eliminando cualquier espacio de aire entre la grava y mezcla de resina. Después de que esta máquina pase varias veces por el mismo lugar el conjunto forma un cuerpo compacto que se endurece y permanece sólido.
El resultado final es una gran pista que se puede emplear para hacer deporte corriendo, subido en bicicleta, o simplemente para pasear.