Los aparcamientos para largas estancias son una alternativa muy cómoda en la gestión de nuestro viaje.
Permiten llegar con un vehículo y aparcarlo delante del aeropuerto donde tomaremos nuestro vuelo. A nuestro regreso podremos recoger el vehículo muy cerca sin apenas movernos.
Los aparcamientos para largas estancias. Modelo de negocio.
Estos aparcamientos para larga estancia se sitúan cerca de puertos marítimos, aeropuertos y estaciones de tren.
Este modelo de negocio ha sido importado de ciudades más dinámicas y activas comercialmente como Londres, New York o Hong Kong.
Estos fueron los lugares donde se iniciaron estos modelos debido a la necesidad de aparcamiento para largas estancias.
De esta manera dichos modelos de negocio fueron implantándose en otras ciudades del mundo a medida que aumentaba su peso comercial y volumen de negocios.
Actualmente es muy difícil encontrar alguna ciudad en el mundo que no cuente con un sistema parecido.
Existen aparcamientos y garajes para largas estancias junto a esas estaciones de tren y puertos. Con frecuencia dichos parking se encuentran integrados en sus mismas instalaciones. Es el caso de aparcamientos subterráneos bajo dichas estaciones.
También es posible encontrar estos espacios de estacionamiento en edificios anexos. Por lo general estos aparcamientos son de grandes dimensiones. Necesitan de muchísimos metros cuadrados de superficie para poder cubrir una posible sobre demanda.
En algunos casos estos aparcamientos comenzaron con una estructura modular creciente. De esta manera se iniciaron las actividades para crear estos garajes de superficie empleando el espacio cercano a las estaciones o aeropuertos.
Según fue aumentando la demanda de este tipo de estacionamientos se crearon nuevos espacios cercanos. Estos espacios se encuentran conectados por lo general mediante carreteras que ya existen.
La conexión entre las estaciones, aeropuertos y áreas portuarias puede realizarse mediante un servicio de taxi, autobús o servicio de chófer. Las fórmulas pueden ser de lo más variado, pero en general se resumen en estas.
Integración en ciudades.
La creación de aparcamientos de larga distancia, como se explicaba, ha crecido según lo hacía la demanda.
Por una parte, hay que considerar que la misma situación y creación de estaciones y áreas aeroportuarias dependen de la propia historia urbana del lugar.
Hay ciudades muy antiguas con una historia de siglos que han crecido poco a poco. En estos casos dichas ciudades han integrado estos espacios de comunicación de manera gradual.
Para la creación de estaciones de ferrocarril sobre todo se crearon espacios para albergar su estructura matriz. Esto quiere decir que se construyeron estas estaciones en espacios relativamente céntricos.
Hay que considerar que el ferrocarril que conocemos hoy como medio de transporte reciente, sólo tiene siglo y medio de vida para el transporte de viajeros.
Los espacios para aparcamiento de vehículos turismos son en estos casos una incorporación muy cercana de tan sólo unas pocas décadas. El vehículo turismo, así de asequible y popular como lo es hoy, tiene una edad de sólo tres décadas.
De esta manera, la creación de nuevos aparcamientos junto a las estaciones en el centro de las ciudades han sido un lujo importante.
El precio del suelo en estos lugares es de los más elevados que se pueden encontrar.
Por esa razón, dichas inversiones en la construcción de aparcamientos fueron realizadas por empresas y grupos económicos de cierta envergadura.
En primer lugar, muchos de estos terrenos cercanos tuvieron que ser adquiridos de otros propietarios. A continuación, se iniciaron las tareas de construcción allanando el terreno, compactando el firme y por último, asfaltando su superficie.
Los aparcamientos para largas estancias. Construcción y asfaltado.
Los aparcamientos que se comercializan junto a espacios portuarios también se gestionaron del mismo modo que el de los situados en estaciones de ferrocarril.
La razón es idéntica por motivos históricos. Los puertos se crearon junto a las ciudades más antiguas y las mismas crecieron cada vez más a su alrededor. El caso de los aparcamientos para larga distancia junto a los aeropuertos es distinto.
Los aeropuertos y el uso del avión en la manera tan popular como lo conocemos hoy sí que es mucho más reciente. Volar en avión hace más de cuatro décadas estaba al alcance sólo de personas de negocios y clases pudientes.
Hace tan sólo dos décadas que este medio de transporte se convirtió en uno más. En los últimos diez años se ha convertido en un medio para viajar incluso más asequible que el autobús, el tren o el coche.
Los aeropuertos fueron construidos en la mayoría de las ciudades en lugares más alejados. Los aviones precisan de grandes pistas para despegar y aterrizar. Eso hacía del todo inviable construir aeropuertos dentro de las ciudades.
Por esa razón, junto a estos aeropuertos se crearon cada vez más aparcamientos para larga distancia.
Su lejanía de las grandes urbes hacía necesaria su construcción y posterior uso.
El precio bajo del suelo en estos lugares tan alejados suponen una gran ventaja en la construcción de estos imponentes aparcamientos.
Su capacidad para contener vehículos se cuenta por miles. Se trata de cientos de metros cuadrados totalmente asfaltados y dispuestos para estacionar toda clase de vehículos. La mayoría son coches turismo, aunque también hay ciclomotores, camiones y furgonetas.
Los aparcamientos para largas estancias. Usos y funcionalidad.
Los aparcamientos para largas estancias están pensados para personas que necesitan llegar hasta un aeropuerto, puerto marítimo o estación de ferrocarril y dejar allí su vehículo durante un tiempo prolongado.
El tiempo medio de estancia en estos garajes suele ser de cinco días de media. En unos casos se trata de estancias de dos días o de más de dos semanas.
El precio por día puede llegar a ser muy asequible cuanto mayor sea el tiempo de estancia.
Para aprovechar este servicio existen varias modalidades. Una de ellas consiste en dejar el vehículo en uno de estos estacionamientos para después acercarse al aeropuerto.
Dicho transporte puede realizarse a través de un sistema de autobuses regulares que conducen al usuario desde el aparcamiento de larga estancia hasta la zona de embarque.
Otra opción es contratar un servicio de chófer que recoge el vehículo del usuario en la zona de embarque y después lo lleva hasta dicho aparcamiento. En este caso el servicio incluye la custodia de llaves del vehículo. Al regreso del pasajero se revierte la operación.