La planificación estructural ante seísmos. Geología.
La planificación estructural ante seísmos es importante para minimizar en lo posible su impacto sobre estructuras urbanas.
Los terremotos y seísmos son fricciones naturales de la tierra producidos por la dinámica terrestre.
Todo obedece a un proceso natural geológico y terrestre cuyo origen se encuentra en la formación del Sistema Solar.
Hace más de cinco mil millones de años que comenzó la formación de nuestra estrella, el Sol y los planetas. Tras varios miles de millones de años los planetas, en estado incandescente, comenzaron a enfriarse. Eso provocó la solidificación de la corteza en varias partes y que son las placas tectónicas.
Las placas tectónicas flotan sobre un magma que aún no se ha enfriado desde el origen.
Esto quiere decir que el planeta Tierra sigue en formación y por tanto su suelo continúa evolucionando. Se trata de un sistema dinámico en donde los procesos magmáticos del interior originan un desplazamiento de placas tectónicas debido a su calor ascendente. Este movimiento crea las montañas y también las fosas oceánicas.
Se trata de un proceso que como se indicaba comenzó hace más de cinco mil millones de años.
Riesgo sísmico en el planeta.
En el planeta Tierra existen muchos espacios completamente agrietados y que corresponden a zonas de riesgo sísmico elevado. Estos espacios se sitúan mayoritariamente bajo los océanos y corresponden con las dorsales oceánicas.
Chile con sus más de 6.000 kilómetros de largo se sitúa frente a las placas de Nazca y Antártica. Se trata de uno de los países más afectados por estas tensiones tectónicas a diario.
Todos esos miles de kilómetros están controlados por numerosos sensores de medición sísmica. Prácticamente todo el país es en su mayoría montañoso. Ocupa el espacio de la gran cordillera de los Andes.
Esta cordillera es el resultado del hundimiento de las placas de Nazca y Antártica, en el océano Pacífico frente a la costa, y que se introducen bajo la placa Sudamericana. El resultado es un suelo que se eleva cada vez más por este proceso geológico, y que ha formado dicha cordillera durante millones de años.
La planificación estructural ante seísmos. Japón e Islandia.
Japón, Indonesia y Oceanía son lugares situados en lo que se conoce como cinturón de fuego del Pacífico. Se trata de miles de kilómetros de fallas en donde hay numerosos volcanes y terremotos constantes.
Los países más avanzados en este lugar son pioneros en medida y prevención de seísmos.
Allí los edificios nuevos obedecen a una normativa específica para resistir temblores de hasta ocho grados (8 º) sobre una escala de diez (10 º). Uno de los mayores referentes en el mundo es Japón. Sus pobladores conviven con esta actividad sísmica y vulcanológica constante.
En Japón muchos de sus paisajes y recursos se deben a esta actividad geológica.
Otro país donde hay una gran innovación en esta materia es Islandia. Se trata de una tierra nacida de un conjunto de volcanes nacidos de la dorsal oceánica mesoatlántica. Este país situado en el círculo polar es un lugar inhóspito por su clima extremadamente frío y por su vulcanología activa.
Hay una cierta estabilidad, pero sus obras civiles sufren con frecuencia numerosos daños.
Las carreteras y puentes situados en las zonas geológicas más recientes son las que más se deterioran. Estos espacios presentan un mayor riesgo porque allí se siguen creando nuevas tierras desde abajo.
La planificación estructural ante seísmos. Mapa de riesgo sísmico y mediciones.
Es muy útil el registro de la actividad sísmica para establecer un mapa de riesgo. Este mapa existe a nivel mundial. Cada región tiene el suyo y sirve para valorar el riesgo existente sobre poblaciones.
También se emplea para diseñar el tipo y modo de construcción óptimo de edificios, puentes y carreteras.
El mapa se actualiza con las mediciones diarias que suelen variar muy poco.
El empleo de nuevos materiales y el uso de técnicas más modernas en la construcción se produce de manera progresiva en el tiempo. De esta manera conviven estructuras de última generación con otras más antiguas.
Cuando ocurre un desastre estas estructuras se ven afectadas de manera diferente.
Riesgo sísmico en España.
En España, a través del Instituto Geográfico Nacional se puede conocer el riesgo sísmico territorial.
En sus mapas se pueden consultar a diario los terremotos registrados en distintos lugares de la península e islas. Sus magnitudes van desde 1 a 4 grados por lo general. La mayoría son pequeños temblores que por su baja intensidad pasan inadvertidos. A veces ocurren en lugares que no están poblados de tierra firme o en el fondo del mar.
Las zonas con mayor actividad se sitúan en las provincias de Murcia, Almería y las Islas Canarias.
España ocupa un lugar geológicamente de riesgo sísmico bajo. Sin embargo, no quiere decir que se esté a salvo de algún desastre como el terremoto de mayo de 2011 sucedido en la localidad murciana de Lorca.
Esta localidad se encuentra cerca de una falla que hay en el Mar de Alborán, en el estrecho de Gibraltar. El terremoto tuvo una larga duración, derribando numerosos edificios, agrietando carreteras y calles, y afectando en parte a otras regiones cercanas.
En las Islas Canarias también hubo una cierta actividad volcánica destacada en octubre de 2011 frente a la isla de El Hierro con la aparición de una pequeña erupción submarina. Ocurrió en el volcán submarino Tagoro que aumentó su altura en más de cien metros (100 m.)
Los temblores fueron frecuentes en la isla y una población próxima fue evacuada por el ejército como medida de seguridad.
En otra sección del sitio web del Instituto Geográfico Nacional también se habla del riesgo volcánico nacional centrado en estas islas.
La planificación estructural ante seísmos. Análisis, prevención y reestructuración.
Como se puede ver, ningún lugar está exento de riesgo. Sin embargo, cada vez existe un mayor conocimiento en la construcción de estructuras y el uso de nuevos materiales.
De esta manera existen tres fases o escenarios para la gestión de esta clase de riesgo.
En primer lugar, lo más importante es conocer el terreno y su riesgo sísmico.
Conocido el terreno se deben emplear las técnicas de construcción más novedosas. Además, en lo posible, se deben adaptar las estructuras antiguas a las nuevas normativas.
En caso de producirse daños por el seísmo, se debe iniciar un proceso de evacuación y asistencia a las personas. También se debe realizar una evaluación de estructuras dañadas, así como la reconstrucción total de las poblaciones afectadas.
Después de ocurrido un temblor, cuando la situación se ha estabilizado, es necesario elaborar un plan de reestructuración y emergencia que consta de varias fases.
Evaluación de daños.
Primero se debe partir de una evaluación de daños del conjunto urbano afectado.
En segundo lugar, se debe establecer una prioridad en la adecuación de infraestructuras afectadas. Dichas infraestructuras corresponden con el suministro de agua y energía.
Es necesario garantizar la seguridad, la sanidad, y las comunicaciones mediante los efectivos disponibles para restablecer la normalidad.
La reparación y reconstrucción partirá de lo más urgente y crítico hasta lo más sencillo. Así en lo referente a grietas de edificios será necesario reforzar cimientos y paredes con contrafuertes y cementación de las partes dañadas.
En calles en donde aparecieron grietas de poca importancia bastará con su arreglo y sellado mediante asfalto lo que servirá para dar cohesión firmeza al conjunto de la calzada.